El ingeniero automovilístico británico George
Carwadine se especializó en el diseño de sistemas de suspensión para coches. En
1932 patentó el diseño de su lámpara de trabajo articulada, la Anglepoise. El invento le llevó a pensar en lo útil que
sería para sus trabajadores disponer de una lámpara manejable para iluminar una
pieza concreta.
Esta innovadora solución, de gran flexibilidad
en su orientación, se basaba en el principio de tensión permanente de las extremidades
del ser humano, cuyos músculos se sustituían en la lámpara por una serie de
muelles. Carwadine equilibró los muelles con contrapesos mediante mecanismos de
conexión para garantizar la estabilidad
de la lámpara, que podía mantener cualquier posición en tres niveles
diferentes.
En 1934 se asocia con Herbert Terry &
Sons, fabricante y proveedor de fuelles. Gracias a la iniciativa de Charles
Terry de expandir el negocio, la lámpara le pareció una oportunidad perfecta;
él se encargaría de la fabricación y parte comercial mientras Carwardine
seguiría mejorando su diseño.
La base se modificó ligeramente a finales de
la década de 1930 para reducir la cantidad de metal necesaria para su
fabricación.
Nuevas generaciones se inspiran en esta
lámpara jugando un papel importante en la historia británica. En 1979, los “The
Soft Boys“, grupo punk rock del momento, compusieron una canción llamada
“Quiero ser una lámpara Anglepoise”.
Algo
más tarde, en 1986, Pixar recibe una nominación al premio de la Academia al
Mejor Cortometraje de Animación por la película en la que cuenta con dos
lámparas Anglepoise como protagonistas.
En 2004 se fabricaron una Anglepoise Lamp gigante para el Museo Roald Dahl y otra para su
venta en una subasta benéfica. Tras comprobar el interés mostrado por el
público, se puso en marcha su producción a gran escala.
En el año 2009, la Anglepoise Lamp cumplio 75 años y recibió el reconocimiento de
Royal Mail de aparecer en uno de los sellos de una edición que celebra los
clásicos del diseño británico.
Desde hace mas de 80 años se sigue fabricando
en Inglaterra, la Anglepoise Lamp
puede presumir de no haberse quedado obsoleta y mucho menos de haber perdido el
estilo de los años 30.
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